16 mai 2009

Herradero en Garcigalindo


La dehesa de Garcigalindo se encuentra situada al suroeste de la provincia de Salamanca. Es ya una zona alta, cercana a la sierra. Es también una zona de denso arbolado, encinar fundamentalmente.
En tiempos se criaba allí ganado bravo. La finca aún conserva la antigua plaza de tientas, de piedra; los corrales y los alares de granito. Eran dehesas de bravo. Algunas todavía lo crían: Terrones; Cortos de la Sierra, Herreros; Peña de Cabra… En otras, ya ha desaparecido: en Castroverde, en Olmedilla…
En la actualidad, en Garcigalindo se cría ganado morucho. Morucho y cruzado. Los actuales ganaderos, Juanjo y Pedro García, realizan el herradero de las novillas una vez al año. Hasta aquí, todo acostumbrado. Al herradero se invita a amigos y vecinos y se celebra como un rito anual. La marca de la casa, el guarismo, el número a fuego… Después vendrá la merienda. Con patatas de herradero, como su propio nombre indica. Que no son otra cosa que patatas meneadas, con panceta y pimentón. Nada menos. Luego, costillas y aguardiente; vino y perronillas. Lo normal.
El herradero en Garcigalindo se realiza al estilo tradicional. Es decir, a campo. Es decir, como en el siglo XIX. Las novillas se tienen que correr a pleno campo, derribarlas al lado de la lumbre en donde se calientan los hierros. Y allí, sujetas por los vaqueros, se le colocan los hierros al modo usual: la marca en la paletilla, el guarismo en el cuadril; el número debajo. O al revés. Eso ya varía según la costumbre de la casa.
Herrar a campo, aunque semeje lo contrario, supone un sufrimiento mucho menor por parte del animal que el herradero moderno, en el mueco. Se evita el stress de los cajones, el mueco y las cadenas. Pero es mucho más complicado. Se necesitan los garrochistas que derriben en el lugar adecuado; los caballos con el oficio y la doma suficientes – o sea, mucha -; los vaqueros que aparten las novillas en el rodeo; los que las sujeten en el suelo; los que mantengan la lumbre y los hierros... Y todo tiene un aire mucho más antiguo.
O sea, una función que es un ritual. Anual, como casi todos los ritos del campo. Compleja, como el saber tradicional. Es una ideología de la repetición, no de lo insólito.
Esta es la crónica de un herradero a campo. Es una crónica fotográfica. Las fotografías son de un excelente fotógrafo y aficionado, Antonio Novillo. Lo que ellas recojan nos exime del texto. Ya.
Vicente Llorca

Las fotos son de Antonio Novillo y se encuentran en nuestra sección PHOTOGRAPHIES de la Web.