Cinco años después de su creación, la Plataforma, primero de Defensa y ahora de Promoción y Difusión de la Fiesta http://www.plataformapdf.com/, se refunda con una nueva Junta Directiva inspirada en los principios de la independencia y altruismo, con ideas renovadas, y, si cabe, con más ánimos y ganas que nunca, ante las duras batallas que se avecinan, que tienen su máxima e inmediata expresión en la campaña abolicionista emprendida en Catalunya, en forma de Iniciativa Legislativa Popular que en pocas semanas entrará en la Cámara catalana para su discusión y probable posterior votación.
Junto a innegables logros e iniciativas de todo tipo y el trabajo constante de defensa de la Fiesta en distintos foros, manteniendo un espíritu de diálogo mediante la argumentación sosegada, asumimos que también han existido claroscuros, especialmente de carácter administrativo, que pudieron poner en entredicho la existencia misma de la entidad. Pero la necesidad apremia y no nos podemos permitir poner punto final a la iniciativa. En todo caso, pasar página sin dar un paso atrás, ni que fuera para tomar impulso y activarnos con renovados ánimos.
Es el momento de vencer incomprensiones y recelos y convencer con la contundencia de los hechos y las cifras para que el único y común objetivo sea, como en el toreo fundamental, parar la ofensiva, templar los furiosos embates y mandar con la fuerza de la razón. Si además le cargamos la suerte en forma de unión sin fisuras ni recelos de todos, absolutamente todos, los llamados estamentos de la Fiesta, el triunfo, es decir, la continuidad del milenario rito del toreo, lo tendremos en la mano y a salvo de intereses partidistas y políticos, que tienen en la demagogia y la manipulación la raíz de su discurso.
Son estos, tiempos de cambalache y mercachifles en los que cuesta creer que alguien se embarque en aventuras de final incierto sin esperar nada material a cambio. En nuestro caso, el de quienes formamos la nueva Junta Directiva de la Plataforma para la Promoción y Difusión de la Fiesta nos mueve, única y exclusivamente, la pasión por lo que nos quieren arrebatar: la pervivencia de un espectáculo reglamentado y autorizado, la corrida de toros y un rito milenario, la tauromaquia. No se trata de salvar el negocio a nadie. Tampoco nos guía un afán de notoriedad que, en este caso y dadas las circunstancias, sólo podría perjudicarnos individual y socialmente. Sólo es un ejercicio de la voluntad, aquello que la copla canta tiene el corazón razones, que desde la libertad busca que ésta no quede cercenada.
Tenemos motivos, nos sobran razones. Y aquí estamos.