16 février 2008

José Tomás en Pamplona


Dans la série des annonces des férias à venir c’est Burladero punto com qui fait état de la probable absence de José Tomás pour les Sanfermines 2008. Voilà qui rappelle une fois encore à mon souvenir les commentaires émus de mon ami Pierre sur la prestation du Madrilène dans le coso de Pamplona. C’était en 1996 et voici ce qu’en écrivait Joaquín Vidal.

¡Al fin un torero!
JOAQUÍN VIDAL - ELPAIS.es > CULTURA -14-07-1996.
¡Un torero, al fin, en la feria! Se llama José Tomás, llegó de sustituto y a punto estuvo de armar la revolución. No armó la revolución José Tomás porque falló con la espada -es su culpa-mas se arrimó de firme, dio muletazos escalofriantes, toreó según mandan los cánones y dejó impresionadísimo al público pamplonés.
Ese toreo ceñido, impávido el torero pese a que los buidos pitones de los toros le rozaban los alamares, no es habitual. Ese reposo con que desarrollaba las faenas, esa autenticidad al citar y embarcar, esa interpretación del toreo en pureza, tampoco son propias de la moderna tauromaquia.
El toreo donde valor y técnica se a únan, la emoción de dominar un toro íntegro, pertenecen a pasadas épocas. Y esto es lo que trajo a la Feria de San Fermín José Tomás, sustituto de César Rincón, para asombro de propios y extraños. Muchos veían por primera vez en José Tomás la categoría verdadera del toreo y descubrieron que es de una gran emotividad - y belleza.
Ya podían estar cantando Clavelitos los mozos de las peñas a pleno pulmón o acompañando con la voz y con el cuerpo el ritmo moruno de Paquito el chocolatero, que cuando José Tomás -quieta la planta, erguida la figura-templaba el muletazo pasándose por la faja la embestida pegajosa e incierta - hasta dejarse coger -, el jolgorio quedaba en suspenso. Y un escalofrío barría los tendidos, todo el mundo en pie, las manos a la cabeza, olés profundos entonados por un orfeón de miles de voces apasionadas, que al torero debían saberle a música celestial.
El rito del toreo también campaneaba a gloria. No es que José Tomás estuviera interpretando la flor de la maravilla, entre otras razones porque el celo incierto de sus toros no se prestaba a ello. Pero el toreo es así, siempre fue así - afrontar el riesgo con gallardía, dominar sin aspavientos las peligrosas acometidas - hasta que llegaron esos toreritos mediocres, esos taurinos incompetentes, esos ganaderos irresponsables y convirtieron la lidia en un escarnio; el arte del toreo en un ejercicio ventajista y soporífero…
… allí pues se hizo presente José Tomás y la puso en los altares. Con valor - y torería la puso en los altares. Y ahí sigue, para lo que gusten mandar.