07 août 2007

Se le fue el toro


Toujours en 1990, le matador colombien a tué une deuxième corrida dans cette même féria de juillet de Valencia. Visiblement les choses ont été moins brillantes, quoique dignes avec son second : « El único que toreó fue César Rincón. No en el primer toro, al que embarcaba con el pico, muleta retrasada y los truquitos esos ; sí en el cuarto, con el que estuvo muy valiente y consiguió redondos, naturales, pases de pecho y ayudados de categoría. Mató a la última y, por esta razón, lo que estaba marcado con el sello del éxito se quedó en discreto reconocimiento a la meritoria faena. »

César sera répété, toujours à Valencia, et en octobre. Il ne tua qu'un toro, la suite de la course étant annulée par faute de pluies diluviennes. Et Vidal de commenter : "Después hubo toros negros girones, todos nobles. César Rincón toreó al suyo relajado y reunido, con recursos de experimentado muletero, a lo largo de una ajustada faena donde no faltaron pintureros ayudados y cambios de mano por delante, y por detrás también. A esa faena no le faltó de nada."

En ce qui concerne Madrid et donc l'année 1991 il y eut d’abord, et avant l'explosion que vous savez, ce premier contact, pas encore triomphal, c’était au mois d’avril et c'est toujours Vidal qui nous raconte.

Se le fue el toro
« A algunos de los toreros de ayer en Las Ventas se les fueron los toros vivos. Es un decir, naturalmente. A ninguno se le fueron vivos sus toros a parte alguna, pues los mataron todos; los seis. Cómo, esa ya es otra cuestión. Ocurre que la afición tiene frases de este corte para explicar en un plis-plas que hubo toros toreables y los matadores de turno no los supieron torear tal cual la tauromaquia manda. De manera que hubo toros buenos y no fueron toreados...
... César Rincón es otro de los toreros a quien se le fue vivo un toro, el primero de su lote, encastado ejemplar cuya fuerte embestida aguantó valerosamente en los pases por alto con que preludió la faena y luego siguió por derechazos y naturales perdiendo el paso dichoso. Cosa rara, la verdad. A César Rincón se le ha visto por esas plazas cargar gallardamente la suerte, y resulta que cuando aparece en Las Ventas, cuya afición analiza con lupa donde se pone el pié y dónde el pico, va, y pierde un paso. A veces no sólo perdía un paso, sino siete u ocho. Al cuarto, que sacó genio y se revolvía, le ensayó pases con pundonor y valentía, lo cual es dato importante. Otro dato asimismo importante, que César Rincón dirigió muy bien la lidia y hasta bregó con eficacia. »